Trazos
Microrrelato
La edad esculpe trazos de muchos vicios sobre los rostros: los pocos y reiterados, obviamente; pero sobre todo los vicios que no ejercimos jamás, aquellos atesorados por la memoria y alejados de la vista.
Aquellos vicios de fuerza opaca ocultan sus propias herramientas. Como, por ejemplo, este cuchillo largo, de filo perfecto, que nunca llegué a usar ni a descartar.
Tal vez sean esos pecados, los que nunca tradujimos en acción pero que nos habitaron siempre; los contenidos, negados, soslayados, quienes emergen a medida que nos separamos de la vida y nos acercamos a la oscuridad.
Serán como sombras en la piel que el sol, más y más remoto, termina siendo incapaz de disipar.
Pobre amigo negado mío, traicionado por mi cobardía… ¿me atreveré hoy, por fin, a usarte?